Yo también quiero hablar entre bromas y veras, del confinamiento o "confitamiento" que estamos viviendo cada uno en nuestra casa y, la mayoría, pasamos muchos ratos en la cocina.
Para cualquier conocedor de las técnicas culinarias confitar o confitado es cualquier alimento cocinado a fuego lento sumergido en aceite, en mantequilla clarificada, en almíbar. Son técnicas muy parecidas, pero con ingredientes y resultados muy diferentes, que implican en sí mismas un sistema de conservación de alimentos que nos llega desde la antigüedad, cuando no tenían neveras.
Pero ahora nos dicen "confitados" porque con tanto pan y bizcochos, natillas o torrijas, parece que el dulce se ha apropiado de nuestra dieta y nuestra cintura.
Experimentos, nuevas recetas nuevos ingredientes. Aprendemos de los maestros de la gastronomía y, de paso, alimentamos a quienes viven con nosotros.
Desde Finlandia, China o Brasil, desde Cebreros, Málaga o Denia, me habéis estado mandando fotos de vuestras creaciones ¡Qué ilusión! Sobre todo enhorabuena y mil gracias, siempre es un placer ver con que interés cocináis y me encantan las preguntas que me hacéis sobre trucos o ingredientes.
Hemos aprendido de todo sobre los arroces, marineros, en su tinta, al estilo de la huerta murciana, tradicionales valencianos, caldosos, secos y al horno.
Entre plato y plato, charlas familiares que nos han ido acercando cada día un poco mas a nosotros mismos, pareja, hijos, nietos, hermanos...o compañeros de piso.
Vamos a comprar de uno en uno, para varios días y bien distanciados entre nosotros, pero en el mercado nos siguen explicando qué podemos comprar que esté en temporada y cómo hay que preparar determinado pescado o carne.
Las colas a las puertas del super han sido cada día y siguen siendo, la manifestación de estos nuevos hábitos que se han impuesto en los últimos 15 años, cuando nuestros mayores siempre han sabido que el género de cercanía, el de km 0 está en los puestos del mercado igual que los productos de temporada.
Estos días, caseros como las navidades, entre cuatro paredes, con unas cartas o un dominó como pegamento de unión familiar, y de fondo el olor de la canela, el bizcocho recién hecho. las natillas con galleta, las rosquillas de anís de la tía o las torrijas con nata y mandarina, el flan de huevo. Ese armario que abría de niña y olía a bizcocho de nata fresca.
Las especias nos acompañan en las recetas desde los tiempos mas antiguos, en principio ocultaron sabores y también protegían del paso del tiempo a los alimentos, de esta forma y sin ningún otro sistema de conservación, cambiaron los sabores originales de aves, carnes y pescados. De ayer y de hoy los marinados y los adobos, enriquecen nuestro recetario, dando un giro total a nuestros platos. Así en Bienmesabe, o las cosquillas de cerdo adobadas por nosotros mismos, no tienen ninguna dificultad, y se pueden realizar para alegría de nuestra mesa.
y ya que además nos acompaña la lluvia y el fresquito primaveral en nuestro viaje culinario hacemos un homenaje a todos los pucheros, potes y cocidos.
La tarta, las rosquillas, los flanes, las torrijas...
Me habéis mandado tantas, que no me extrañaría que en estas semanas la ropa de verano haya encogido guardada en el armario.
Pero también hemos aprovechado para descubrir nuevos alimentos, nuevas técnicas: asando al fuego directo las berenjenas, horneando en el microondas bizcochos que salen espectaculares
la ensalada de Chayote ha sido un gran acierto, y seguiré probando nuevas recetas.